Nació el 7 de abril de 1803 en París, en “pleno reinado” de Napoleón. Su madre era francesa y su padre, un rico aristócrata peruano, coronel de la armada española.
Los primeros años de su vida transcurrieron en un hogar al que no le faltaba de nada y por el que pasaban personajes de la talla de Simón Bolívar.
Nació el 7 de mayo de 1748 en una localidad al sur de Francia. Se llamaba realmente Marie Gouze, y era la hija ilegítima de un aristócrata y Anne-Olympe Mouisset, una mujer de origen humilde que se ganaba la vida como lavandera. La reconoció como hija y le dio el apellido el marido de su madre, Pierre Gouze, que trabajaba como carnicero.
Cuando Hume fallece en 1776, Mary Wollstonecraft, que había nacido en 1759 en Londres, tiene 17 años. La que con el tiempo sería considerada una de las pensadoras fundacionales del feminismo moderno, tuvo una infancia difícil debido a los problemas de su padre con la bebida, el maltrato al que sometía a su madre, y la escasez económica. En coherencia vital con su defensa de la autonomía intelectual e independencia económica de la mujer, Mary Wollstonecraft desempeña desde bien joven las ocupaciones más variadas. En 1778 trabaja como dama de compañía. Más tarde abre una escuela con su amiga Fanny Blood. En Irlanda desempeña la función de institutriz para una familia acomodada. Siguiendo sus inquietudes intelectuales decide ganarse la vida como escritora, algo bastante inusual y difícil para una mujer de la época. Se dedica también a labores de traducción después de aprender francés y alemán y a reseñar libros para la prensa, lo cual amplía mucho su horizonte cultural, así como el hecho de que frecuentara a intelectuales como Thomas Paine, William Godwin o Henry Fuseli.
De Oliva Sabuco se sabe con certeza que es la quinta hija de los nueve que tuvo el bachiller de farmacia y boticario Miguel Sabuco Álvarez con Francisca de Cózar. Oliva Sabuco nace en Alcaraz (Albacete) a finales de 1562 y fallece en torno a 1629. Sabemos también que a los 18 años se casa y que disfruta de una buena posición económica. Su formación debió de ser en gran medida autodidacta y muy probablemente la recibió en casa a través de tertulias organizadas por su padre y del libre acceso a la biblioteca familiar. No obstante, en su obra de 1587- nueve años antes del nacimiento de Descartes- que lleva por título completo Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos: la cual mejora la vida y la salud humana, exhibe un conocimiento profundo de lenguas y autores clásicos (parte de la obra está redactada en un muy cuidado latín).
De la vida del filósofo taoísta chino Chuang Tse (también transcrito como Chuang Tzu o Zhuangzi) se sabe poco; ni siquiera sus fechas de nacimiento y muerte (ca. 360-275 a.C.) están claras. Es, en cualquier caso, contemporáneo de Aristóteles, y del filósofo chino Mencio, y sigue, aunque no con total fidelidad, las doctrinas de Lao Tse.
Nació en Elea- ciudad del sur de Italia- hacia el año 540 a.C. Probablemente, perteneció a la escuela pitagórica, que en un momento dado abandonaría. Fue político, además de filósofo, y elaboró importantes leyes en su ciudad. Aunque fue contemporáneo de Heráclito, no existen evidencias de que conociera su pensamiento y polemizara con él.
Parménides escribió el poema Sobre la naturaleza, del que se conservan bastantes versos. Está dividido en tres partes: la primera es el encuentro del viajero con la diosa Díke, que le va a hacer una revelación; en la segunda, la diosa le expone el camino de la verdad, que solo se puede recorrer haciendo uso de la razón; en la tercera, le muestra el camino de la opinión, que conduce a las apariencias que nos muestran los sentidos.
Según Parménides, los sentidos intentan engañarnos, porque nos hacen imaginar que hay muchos seres y que continuamente cambian. Es lo que muestra el camino de la opinión. Pero la razón se puede librar de estas apariencias y descubrir el ser, esencia y fundamento de la realidad: el arjé.
Las ideas principales del poema son:
1.El camino de la verdad. Parménides descubre el principio de que el ser es y que no es posible que nos sea. De esta parte del poema se pueden sacar las siguientes conclusiones:
*El ser es único. Si hubiera más de un ser, cada uno tendría que distinguirse de los demás, lo que significaría que no es lo mismo que el resto y, por tanto, sería y no sería, lo cual es imposible.
*No existe el movimiento o cambio. Para que el ser se mueva, tiene que dirigirse a un término que no es todavía, lo que implicaría afirmar la realidad de este, es decir, de algo que todavía no es.
*Identidad entre ser y pensar. Según la diosa, el ser y el pensar son lo mismo, ya que el ser- y la verdad que este encierra- solo puede ser captado por el pensamiento, mientras que el no ser y las apariencias se le escapan, porque son ininteligibles.
*Los atributos del ser son: unidad, eternidad, perfección, inteligibilidad y universalidad. Estos atributos confirman que el ser es algo universal y racional, que no tiene nada que ver con lo sensible y concreto.
Aunque, para Parménides, el ser se constituye como la esencia y el fundamento de la realidad, no es propiamente un arjé, ya que no puede cambiar ni multiplicarse y, por lo tanto, no puede ser el principio u origen del que proceden todas las cosas.
2.El camino de la opinión. La opinión o doxa es, para Parménides, un conocimiento que proviene de los sentidos. Es fuente de error y confusión, porque con ella el ser humano da crédito a la apariencia y otorga realidad a lo que es contrario al ser, que es inmutable y eterno. Con esta interpretación se enfrentó a:
*Jonios y pitagóricos. A juicio de Parménides, estos se equivocaban y se dejaron llevar por el camino de la opinión y los sentidos, pero no consiguieron acceder a la verdad con sus propuestas de arjé.
*Heráclito, para quien todo estaba sometido a cambio o devenir. Parménides negó que el ser fuera compatible con el movimiento.
La concepción de Parménides es muy relevante, pues es el primer filósofo de la historia que se ocupó del concepto de ser. Desde entonces, nace propiamente la reflexión metafísica y ontológica, que constituirá una de las principales disciplinas de la filosofía a lo largo de su historia.
Parménides entendió el ser de modo unívoco, como si se predicara siempre en el mismo sentido, sin admitir la existencia de distintos modos de ser. Esta concepción lo llevó a negar la multiplicidad y que las cosas puedan ser de distintas maneras. También rechazó el cambio o devenir y, al mantener que existe una oposición entre verdad y opinión, devaluó la realidad sensible.
A partir de las consideraciones de Parménides, se plantea un interrogante: ¿cómo es posible afirmar la existencia de un único arjé sin prescindir de la multiplicidad que percibimos? Históricamente se dieron dos respuestas:
*Negar la realdad de la diversidad que nos muestran los sentidos y el cambio. Es lo que hicieron los seguidores de Parménides.
*Proponer un arjé o principio constitutivo múltiple, como harán los filósofos pluralistas.
(AA.VV. Historia de la filosofía. Editorial Casals. Barcelona. 2016)
Nació hacia la mitad del siglo VI a.C. en Éfeso, ciudad cercana a Mileto. Se conservan fragmentos de su trabajo Sobre la naturaleza, que está dividido en tres partes: sobre el universo, sobre política y sobre teología. Su pensamiento es difícil de interpretar, porque esta obra se compone de frases breves y enigmáticas, por lo que recibió el sobrenombre de “el Oscuro”.
Heráclito centró su filosofía en el problema del cambio. Observando lo que sucede con los fenómenos sensibles, mutables y variables, creyó que no había nada inmóvil o inmutable, y que la realidad se transforma continuamente: “Descendemos y no descendemos a un mismo río; nosotros mismos somos y no somos” (Sobre la naturaleza).
La experiencia del movimiento llevó a este sabio a entender que la realidad última, o su primer principio, no puede ser algo estático, como parecían defender los filósofos que lo precedieron, sino que se encuentra en algo dinámico, en el mismo fluir o devenir que nos muestran los sentidos. La esencia- la physis- de las cosas consiste en no estar acabadas y, por tanto, en ir haciéndose, sin detenerse nunca.
Así refiere Platón su pensamiento: “En algún sitio dice Heráclito “que todo se mueve y nada permanece” y, comparando los seres con la corriente de un río, añade: no podrías sumergirte dos veces en el mismo río” (Cratilo).
Ahora bien, aunque para Heráclito el mundo sensible se reduce al movimiento y al cambio, también reconoce un principio de orden y unidad. Considera que el devenir no se produce de un modo arbitrario o casual, sino siguiendo un patrón ordenado, regular, que constituye la ley del universo.
Llamó a esta ley logos, quizá uno de los términos más importantes de la historia de la filosofía y que él utilizó por primera vez. Para este autor, el concepto expresa la racionalidad interna y el orden intrínseco que existe en el cosmos, que va más allá de la apariencia sensible.
El logos es la ley universal que rige y explica el movimiento y el cambio de los seres- incluido el hombre-, que otorga y sostiene la unidad del cosmos. Como esta ley trasciende los sentidos, se nos oculta “como el oro bajo la tierra”, por lo que resulta difícil descubrirla. Para Heráclito, la mayoría de los seres humanos no pueden someter su conducta a esta ley del universo, porque no son capaces de descifrar su verdad.
La unidad y el orden impuestos por el logos consistes, en último término, en una lucha de contrarios. Al igual que hizo Anaximandro, esa oposición fundamental sirve a Heráclito para explicar el movimiento en la naturaleza: hay enfermedad porque hay salud, hay guerras porque hay paz, etc. “Preciso es saber- afirma- que la guerra es común; la justicia, contienda, y que todo acontece por la contienda y la necesidad”
Existe, sin embargo, una diferencia importante entre Anaximandro y Heráclito, pues, para este, la lucha es la esencia misma de cada cosa y lo que otorga estabilidad y realidad a todo ser. “De las discordias- escribió- surge la más hermosa armonía”.
En continuidad con los milesios, Heráclito también señala un arjé o primer principio material del que están hechas todas las cosas. En su caso, es el fuego. No es extraño que elija este elemento como principio de todo, ya que representa adecuadamente el movimiento, puesto que el fuego todo lo destruye y transforma.
Según explicó, el fuego, en primer término, da lugar al mar; posteriormente, a la tierra y, finamente, al viento. El fuego tiene que estar necesariamente relacionado con el logos, puesto que todo cambia según una ley o medida racional común a todas las cosas.
Para este sabio, el alma humana también está compuesta de fuego. A pesar de este aparente materialismo, se puede deducir de sus afirmaciones que el alma humana es inmortal y que tiene un destino eterno desconocido.
En cuanto a la conducta más apropiada para el ser humano, exhorta a la búsqueda de la sabiduría y a vivir de acuerdo con el logos o ley universal del cosmos. Esta es, sin duda, una tarea ardua; pero afirma que, si la felicidad estuviera en los placeres del cuerpo, exclamaríamos: “Felices los bueyes cuando hallan hierbas amargas”.
La concepción del Heráclito sobre la realidad como devenir tuvo repercusión en autores tan dispares entre sí y tan lejanos en el tiempo como Hegel, Marx y Nietzsche.
(AA.VV. Historia de la filosofía. Editorial Casals. Barcelona. 2016)
Pitágoras nació en Samos alrededor del año 570 a.C., pero hacia el año 530 a.C. se marchó a Crotona, en el sur de Italia, donde fundó una escuela.
No es posible conocer con precisión el pensamiento de este autor, ya que, además de que no dejó nada escrito, los testimonios que han llegado hasta nosotros son contradictorios y muchas veces idealizan su figura. Se sabe que tuvo que abandonar Crotona por una revuelta popular y que murió poco después en Metaponto, pero no se conoce con exactitud la fecha de su muerte.
Pitágoras y sus discípulos, los pitagóricos, formaron algo más que una escuela filosófica. Constituían una especie de secta religiosa que vivía en comunidad, con un régimen muy riguroso. Consagraban su vida al estudio y al desarrollo de las matemáticas y la filosofía, pues consideraban que esta era la forma de lograr la purificación del alma.
1.Su cosmología.
Los pitagóricos centraron su atención, en primer lugar, en la cosmología. Pensaron que el arjé estaba en los números. Esto supuso una novedad importante porque, a diferencia de sus predecesores, para ellos, el arjé tenía dos características: era múltiple e inmaterial.
A su juicio, todas las cosas están compuestas, en último término, por números, que los seguidores de Pitágoras consideran el fundamento constitutivo del universo. Así lo indica Aristóteles: “Los llamados pitagóricos, que fueron los primeros en cultivar las matemáticas, no solo hicieron avanzar estas, sino que, nutridos de ellas, creyeron que sus principios (los números) eran los principios de todos los entes” (Metafísica).
Algunas observaciones relacionadas con las matemáticas los llevaron a tal conclusión, como la posibilidad de convertir la armonía musical en una relación numérica: descubrieron que las notas de las diferentes cuerdas de la lira se podían medir numéricamente en función de su longitud relativa- uno partido de dos, uno partido de tres, etc.-.
Por otro lado, no solo las cosas se dividen en números, sino que los números mismos se pueden dividir en lo par y lo impar. El número par representa lo infinito o ilimitado, porque resulta infinitamente divisible, mientras que el número impar viene a ser lo finito o limitado, ya que no se puede dividir. En consecuencia, todas las cosas materiales están hechas de números, que, a su vez, están constituidos por esta pareja de contrarios.
Los pitagóricos utilizaron el concepto de cosmos para referirse al orden y al equilibrio que reina en el universo, pues, aunque las cosas estén hechas de elementos contrapuestos, se presentan como una composición armónica y equilibrada que oculta externamente esa oposición constitutiva.
Es algo parecido a lo que ocurre con la armonía musical, en la que se unifican las oposiciones que la componen. Para ellos, el mundo es un todo ordenado que, como la escala musical, está sometido a relaciones numéricas, es decir, a leyes racionales.
2.Su antropología.
La visión pitagórica de la vida y el alma humana, que posiblemente estuvo inspirada en el orfismo, repercutió en el pensamiento de Platón.
El orfismo es una corriente religiosa de la antigua Grecia, cuya fundación se atribuía a Orfeo, mítico poeta y músico griego. Recogía ideas de las religiones orientales y se caracterizaba principalmente por la creencia en la otra vida y en la reencarnación.
El ser humano, según la doctrina órfica, es un ser compuesto de alma y cuerpo, donde el alma es el elemento principal, Se encuentra encerrada en un cuerpo como castigo por una culpa primitiva, que le impide ser feliz; por eso, tiene que perseguir la purificación o liberación de lo corpóreo y sensible.
En sintonía con esta forma de religiosidad, los pitagóricos sostuvieron que:
*el ser humano está compuesto de alma y cuerpo. Estas dos partes no son cualitativamente iguales: el alma, inmaterial, es el elemento principal y superior, mientras que el cuerpo es una realidad despreciable. Debido a una culpa primitiva, el alma ha sido encerrada en un cuerpo, del que el ser humano tiene que liberarse para ser feliz.
*Lo relativo al cuerpo- todo lo relacionado con lo material y sensible- es aborrecible, pues impide al alma elevarse a lo espiritual. Por esta razón, propusieron un conjunto de estrictas reglas morales que permitieran al alma purificarse de lo corpóreo, como evitar el consumo de carne o dedicarse al estudio, cultivando los saberes paulatinamente, desde la música y las matemáticas hasta llegar a la filosofía, el saber más alto.
*El alma es inmortal, a diferencia del cuerpo. El alma solo puede desligarse completamente del cuerpo con la muerte. Pero, si no se encuentra purificada de todo lo corporal y sensible, ha de reencarnarse en otro cuerpo. Los pitagóricos pensaban que las reencarnaciones se irían repitiendo hasta la purificación definitiva.
(AA.VV. Historia de la Filosofía. Editorial Casals. Barcelona. 2016)
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