1. LA FILOSOFÍA POLÍTICA: DEFINICIÓN, FUNCIÓN, CARACTERÍSTICAS E INTERROGANTES.
1.1. DEFINICIÓN.
La filosofía política es una rama de la filosofía que estudia cuestiones fundamentales acerca del gobierno, la política, la libertad, la justicia, la propiedad, los derechos y la aplicación de un código legal por la autoridad.
1.2 LA FUNCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA.
Son numerosos los temas que han dominado en el panorama de la filosofía política, y en algunos casos se entremezclan con las preguntas de fondo que se ha planteado la humanidad, como, por ejemplo, los valores de la libertad, la igualdad, las virtudes de los distintos regímenes políticos o el ideal de la justicia.
La filosofía política se ocupa del estudio de los principales problemas de la comunidad política:
*Su configuración histórica y su relación con el ser humano.
*Tiene a la comunidad política como objeto de estudio. Piensa y diseña las diferentes normas históricas de la comunidad política.
*Los problemas que se suscitan en la comunidad política, como las formas de gobierno, los fines de la comunidad política, la libertad, la fraternidad, la igualdad, la justicia, la relación del individuo con el poder político, la naturaleza y función de este, la naturaleza de las instituciones políticas y su legitimidad, entre otras.
1.3. PRINCIPALES INTERROGANTES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA.
La filosofía política es la parte de la filosofía que estudia las relaciones entre los seres humanos y su forma de organizarse socialmente. Por tanto, podemos plantearnos las siguientes cuestiones:
*¿Cuál es el mejor modo de organizarse?
* ¿Debemos aspirar a ser todos iguales?
*¿Es la igualdad incompatible con la libertad?
*¿Qué significa “gobernar”?
*¿Es preferible el gobierno de una sola persona, de unas pocas o de la mayoría?
*¿Debe intervenir el Estado en las vidas privadas de los ciudadanos y de las ciudadanas o se les debe permitir más espacio?
*¿La política debe estar condicionada por la economía o por la ética?
2. EL ORIGEN DEL ESTADO.
En todas las sociedades, desde las primitivas hasta las actuales, han existido formas de poder social, tales como el patriarcado y el matriarcado. A partir de un cierto grado de desarrollo social y cultural, de poder político, las instituciones se encargarán de administrar los derechos y deberes de los miembros de la sociedad.
En las sociedades actuales el poder se ejerce sobre todo a través del Estado y sus instituciones.
El Estado es una sociedad organizada que conforma una entidad social de manera permanente en los ámbitos político y jurídico en un territorio determinado, sometida a la autoridad de un Gobierno para la realización de determinados fines. El Estado contiene tres elementos: territorio, población y poder.
Veamos detenidamente los elementos de esta definición.
El Estado es un tipo de organización política que tiene las siguientes características:
*Posee jurisdicción universal sobre su propio territorio.
*Su poder está diversificado institucionalmente.
*Es el origen y fuente exclusiva de la legalidad vigente.
*Tiene el monopolio del poder coercitivo y de la fuerza.
*Es soberano ya que no comparte el poder con ninguna instancia.
Potencialmente, el Estado puede asumir todas aquellas funciones en las que exista un interés público. Estas funciones varían según la deontología de los Gobiernos:
*Un gobierno fascista las controla en su beneficio.
*Un gobierno social las controla en beneficio de la ciudadanía.
*Un Estado liberal las disminuye, pero siempre controla como mínimo la seguridad interior y exterior, y los sistemas públicos de enseñanza y sanidad.
Para explicar cuál ha podido ser el origen del Estado como principal forma de organización política, los filósofos han elaborado las teorías del contrato social. La actividad contractual está presente en nuestra vida política constantemente, de hecho en nuestras sociedades democráticas se reconoce la igualdad de derechos a todos los miembros y esos derechos son ejercidos mediante fórmulas contractuales. El contractualismo sirvió de fundamento filosófico e ideológico al Estado de derecho y diferentes formas de contrato dan lugar a diferentes formas de entender el Estado.
Las tres teorías filosóficas del contractualismo clásico más conocidas e influyentes son:
*La teoría del contrato entendido como sometimiento, de Thomas Hobbes. Justifica ideológicamente el Estado absolutista.
*La teoría del contrato entendida como otorgamiento, de John Locke. Justifica ideológicamente el Estado liberal, que se centra en la defensa de la libertad individual frente a los abusos del poder absoluto.
*La teoría del contrato como reconocimiento, de Jean-Jacques Rousseau. Justifica ideológicamente el Estado liberal democrático.
3. LEGITIMIDAD Y LEGALIDAD DEL ESTADO.
El Estado es una institución a la que se le reconoce el derecho de ejercer el poder político, es decir, se le reconoce la autoridad para imponer un orden y tomar decisiones que nos afectan como ciudadanos y ciudadanas.
La legalidad significa simplemente que algo está dictado por la ley, y legitimidad hace referencia a las razones para obedecer la ley. El poder político ejercido por el Estado debe estar legitimado. La legitimidad del poder político se refiere a la justificación de dicho poder y entraña, por lo tanto, un componente ético. Por ejemplo, la legitimidad de un Estado democrático se basa en la idea de la soberanía popular y en la creencia de que todos los ciudadanos y todas las ciudadanas deben ser iguales ante la ley, poseer los mismos derechos y obligaciones. El poder político es legítimo en tanto que respeta esos principios fundamentales, la Constitución.
En la Modernidad, la legitimidad del poder ejercido por el Estado se fundamentó en su sometimiento a la legalidad, de una doble manera. Por una parte, quienes ejercen el poder estatal deben estar autorizados para ello por el ordenamiento jurídico. Se trata de la legitimidad en el origen del poder, derivada del voto de la ciudadanía. Por otra, el poder debe ser ejercido conforme a lo establecido en la ley, se exige así que el poder no sea utilizado de manera arbitraria, se trata de la legalidad en el ejercicio del poder.
En la actualidad se considera que ese modelo de legitimidad moderno está en crisis. Hoy en día se entiende que es necesario, además, que la ciudadanía participe ampliamente en la toma de decisiones y que el Estado sea eficaz en la satisfacción de las necesidades sociales.
4. EL PODER POLÍTICO: AUTORITARISMO Y VIOLENCIA.
El poder político es una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por parte de las personas que ocupan un cargo representativo dentro de un sistema de gobierno en un país.
El poder político es legítimo cuando las leyes del país contenidas en la Constitución son justas, esto es, respetan los derechos de los ciudadanos y ciudadanas y han sido formuladas teniendo en consideración principios éticos. En países democráticos el poder político tiene como sustento la legitimidad otorgada por el pueblo por medio del voto popular como culminación de un proceso electoral.
El poder político puede llegar a ser abusivo cuando se excede en el ejercicio de sus funciones, limitando o sustituyendo competencias que están dentro del ámbito de los otros poderes. Es lo que se llama “intromisión de poderes”. El poder político es ilegítimo cuando utiliza mecanismo no autorizados por las leyes y se adueña de alguno de los otros poderes: ejecutivo, legislativo o judicial, sin tener la legitimidad del pueblo, otorgada por el voto popular.
En el sentido abstracto de la expresión, se entiende poder como la facultad de mandar y ser obedecido y público como la actividad del Estado. Así pues, el poder público es la capacidad que tiene el Estado para obligar a alguien a realizar un acto determinado. Este poder es necesario para el funcionamiento de grupos sociales que confluyen en un espacio físico cualquiera. Se requiere de un orden y del establecimiento de reglas que permitan la convivencia humana, la cual se traduce en el ejercicio del poder.
La teoría de la separación de poderes fue común a diversos pensadores del siglo XVIII que la enunciaron en el contexto de la Ilustración, como Locke, Rousseau y Montesquieu. Aunque con diferentes matices, los autores partieron del antecedente en la Grecia clásica de Aristóteles y su obra La política. A partir de Montesquieu, en las sociedades democráticas se distinguen tres poderes:
*Poder legislativo. Consiste en la aprobación de normas con rango de ley. Estas leyes suelen aprobarse en el Parlamento por los diputados y diputadas que lo componen en votación mayoritaria.
*Poder ejecutivo. Consiste en dictar y hacer cumplir las leyes que suele aprobar el Parlamento.
*Poder judicial. Consiste en administrar justicia en la sociedad, mediante la aplicación de las normas jurídicas, en la resolución de conflictos. Está formado por los órganos judiciales o jurisdiccionales (juzgados y tribunales) , que ejercen la potestad jurisdiccional, que suele gozar de imparcialidad y autonomía. Pero a veces el poder ejecutivo trata de influir en sus decisiones, vulnerando el principio democrático de la independencia de poderes.
Por autoritarismo se entiende, en general, una autoridad opresiva que aplasta la libertad e impide la crítica. Los regímenes totalitarios suelen llamarse dictaduras y se oponen a la democracia. El autoritarismo como ideología enfatiza que la autoridad debería reconocerse y ejercerse mediante la fuerza y la coacción. En un sentido muy general se habla de regímenes autoritarios para indicar toda clase de regímenes antidemocráticos.
5. DISTINTOS PLANTEAMIENTOS FILOSÓFICOS-POLÍTICOS.
5.1. EN LA ANTIGÜEDAD.
La reflexión filosófica sobre la política se inició en el siglo V a.C. y ha permanecido como una constante a lo largo de la historia. Esta reflexión intenta ofrecer propuestas que contribuyan a mejorar la organización de la sociedad, de acuerdo con unas concepciones ideales que varían de unos pensadores a otros.
5.1.1. EL CONVENCIONALISMO DE LOS SOFISTAS.
Los sofistas, entre los que cabe destacar a Protágoras y a Gorgias, fueron los primeros en llamar la atención sobre el hecho de que la organización política de una sociedad es independiente de la organización que posee la naturaleza en su conjunto. Esta independencia se debe a que la organización de la sociedad depende de decisiones humanas, mientras que la de la naturaleza es ajena a ellas.
En consecuencia, los sofistas distinguieron dos tipos de leyes:
*Physis. Es la ley natural, aquella a la que todo ser natural debe someterse de forma necesaria y que no puede ser cambiada por el ser humano.
*Nomos. Es la ley política que regula las relaciones entre los seres humanos dentro de una sociedad y que puede ser cambiada si así lo acuerdan sus miembros por procedimientos previamente establecidos.
Esta distinción llevó a los sofistas a formular su doctrina del convencionalismo de las normas políticas. Según el convencionalismo, las normas políticas son fruto de un pacto entre los miembros de la sociedad. Dicho pacto es, precisamente, lo que otorga validez.
Nadie puede dudar de que las normas políticas son fruto de un acuerdo, pero los sofistas sostenían que no existe ninguna instancia superior a ese acuerdo que sirva para decidir sobre la validez de una norma o para comparar normas diferentes de distintas sociedades y juzgar si una es mejor o peor que otra. El convencionalismo los condujo a una posición relativista que daba por buena cualquier forma de organización política, siempre que fuere elegida por los miembros de la sociedad.
Los sofistas no teorizaron sobre un supuesto modelo de sociedad ideal, pero sí reflexionaron sobre la forma de sacar partido a la forma de Gobierno concreta bajo la que les había tocado vivir. En concreto, en la democracia ateniense en la que vivió la mayoría de ellos, enseñaron oratoria, es decir, el arte de hablar en público para convencer a los demás, de modo que estos tomaran decisiones que favorecieran al orador.
5.1.2. LA JUSTICIA SEGÚN PLATÓN.
Platón fue contemporáneo de los sofistas y discípulo de Sócrates. Este último ya había manifestado su desacuerdo con las conclusiones a las que llevaba la doctrina del convencionalismo, pero fue Platón quien elaboró una teoría alternativa.
Este filósofo planteó la existencia de entidades perfectas que no se podían captar por los sentidos, pero sí con la razón, y que eran los modelos a los que debían tratar de parecerse todas las realidades del mundo sensible. En particular, según Platón, existe la justicia perfecta o justicia en sí. Todas las acciones, todas las normas, todas las organizaciones políticas pueden y deben compararse con esa justicia perfecta para determinar en qué medida se acercan o se alejan de ella. Esta tesis platónica se opone frontalmente a las consecuencias que se derivan del convencionalismo de los sofistas, pues sostiene que sí existe una única forma perfecta y justa de Gobierno, y que todas las demás se pueden ordenar en función de lo que se parezcan o se diferencien de aquella.
La justicia en sí consiste en el perfecto ordenamiento de las partes de un todo. Aplicado a la convivencia social, esto significa que una sociedad es justa cuando cada uno de sus miembros realiza a la perfección la actividad que le es propia.
Para Platón, en toda sociedad hay tres necesidades fundamentales que deben ser atendidas: de gobierno, de defensa y económicas. En una sociedad bien organizada, se da un adecuado reparto de tareas. Por tanto, cada una de esas tres necesidades debe ser atendida por personas diferentes. Una sociedad será justa cuando:
*Los gobernantes sean los mejor capacitados para gobernar y se hayan preparado concienzudamente para ello.
*Los militares y los policías sean los mejor capacitados para tales tareas de defensa frente a las agresiones externas y los disturbios internos.
*los productores y los comerciantes sean quienes mejor cubran las necesidades materiales de la población y rentabilicen los recursos disponibles.
El modelo de gobierno que propone Platón es claramente aristocrático en el sentido etimológico del término. La palabra “aristoi”, en griego, significa “lo mejor o los mejores”. El gobierno aristocrático es, por tanto, el gobierno de los mejores.
Sin embargo, la aristocracia- tal como la entendió Platón- no debe ser hereditaria. Este filósofo proponía que se estableciera un procedimiento para identificar a los niños que tuvieran mejores dotes para el gobierno y que se diseñara un plan educativo específico para ellos. Así, de adultos estarían especialmente capacitados para desempeñar esa importante función de la sociedad. De ello se beneficiarían todos: los gobernantes, que estarían haciendo aquello que mejor saben hacer, y los gobernados, que tendrían a los mejores gobernantes posibles.
5.2. EL REALISMO POLÍTICO: MAQUIAVELO.
Maquiavelo (1469- 1527) está considerado como el fundador de las concepciones políticas modernas, porque fue el primero en separar claramente la política de la ética. Antes de él, todos los teóricos habían sostenido que la virtud moral de la justicia debía ser el principio fundamental de la política: las leyes deben ser justas, un buen gobierno es un gobierno justo, cualquier acción o decisión política debe estar inspirada en la justicia. Maquiavelo, en cambio, quiso saber cómo son las cosas en política y no cómo deben ser; quiso conocer las distintas formas de gobierno que han existido, cómo se suceden a lo largo del tiempo y cómo se conquista y se conserva el poder. De ahí que su pensamiento haya sido calificado como “realismo político”.
En su obra El príncipe vemos una exposición de este realismo político. Según Maquiavelo, con el paso del tiempo toda ciudad tiende inevitablemente a la degeneración y la corrupción de sus instituciones y habitantes. Esto se debe a la naturaleza egoísta del ser humano. Obra por miedo cuando no tiene cubiertas sus necesidades y por ambición cuando las tiene cubiertas. Pero el orden (cumplimiento de las leyes, ausencia de violencia) es esencial para garantizar la supervivencia del Estado y su prosperidad (un Estado débil puede ser invadido y expoliado por fuerzas extranjeras). Para conservar el poder el príncipe debe contrarrestar la tendencia natural al desorden y esforzarse por mantener el orden. Por esta razón, el príncipe adoptará los medios necesarios a su alcance para conseguir ese fin: mentir, actuar con crueldad, conspirar, faltar a las promesas, deshacerse de los enemigos…. Las virtudes o cualidades que debe poseer el príncipe son la sagacidad del zorro que sabe esquivar las trampas y la determinación del león que ahuyenta a los lobos. La sagacidad lo ayudará a valorar bien las distintas situaciones y tomar las decisiones acertadas. La determinación le servirá para llevar a cabo aquello que se proponga.
Está justificado usar medios inmorales porque es el resultado lo que cuenta: cualquier medio usado será aceptado si resulta eficaz, y la eficacia y la rectitud moral no van siempre de la mano. La frase “el fin justifica los medios” define perfectamente el pensamiento político de Maquiavelo aunque, curiosamente, nunca llegó a reflejar dicha frase en ningún escrito. Para Maquiavelo la razón de Estado es lo más importante: la seguridad y los intereses del Estado están por encima de cualquier otra consideración (moral, religiosa), pues sólo el orden estatal es capaz de garantizar una convivencia humana.
5.3. EL CONTRACTUALISMO.
Las teorías del contrato social de los siglos XVII y XVIII consideran que el Estado es fruto de un pacto o contrato que todos los individuos libres e iguales firman para constituir un gobierno que organice la convivencia en común. En este enfoque no se pretende dar una visión histórica del surgimiento del Estado, sino que lo que se busca es explicar por qué existe el Estado y por qué debe ser respetado. Es decir, se trata de una metáfora explicativa y no de una descripción histórica.
En su teoría, los contractualistas comparan cómo se vive en una sociedad organizada políticamente (situación denominada estado civil) con cómo serían nuestras vidas en el hipotético caso de que no hubiera leyes ni orden social. A este momento previo al contrato lo llamaron estado de naturaleza, que es lo que pasa cuando aún no había Estado. Y tanto Hobbes, como Locke y Rousseau, principales representantes de este enfoque, consideraron, por diferentes motivos, que los seres humanos salimos ganando con el pacto que dio lugar al nacimiento del Estado.
5.3.1. HOBBES Y EL ESTADO ABSOLUTISTA.
Hobbes parte de una concepción pesimista del ser humano y entiende que es un ser dominado por las pasiones y el egoísmo, que busca exclusivamente satisfacer sus propios intereses. Como en el estado de naturaleza no existiría ley ni autoridad que ponga límite a ese egoísmo, y como todos son libres e iguales (todos tienen derecho a todo), se genera una situación de rivalidad y enfrentamiento, una guerra de todos contra todos, en la que la vida es breve e insoportable, Hobbes lo resume en su obra Leviatán con la expresión latina “homo homini lupus”, “el hombre es un lobo para el hombre”.
Dado que los seres humanos son inteligentes, además de egoístas, en un determinado momento deciden acogerse a un pacto entre ellos. Este pacto consiste en que cada individuo ceda sus derechos y su libertad a un soberano que habrá de garantizar el orden y la seguridad. El pacto firmado es irrevocable, es decir, no puede romperse. En el estado civil que resulta de este pacto, el soberano podrá hacer uso del terror y la violencia si fuera necesario para mantener el orden social, De este modo, el soberano se convertirá en una especie de monarca todopoderoso y todos los demás pasarán a ser sus súbditos.
La teoría política de Hobbes supone, claramente, un respaldo al absolutismo monárquico que estaba empezando a implantarse en buena parte de los Estados europeos de la época.
5.3.2. LOCKE Y EL ESTADO LIBERAL.
Para Locke, en el estado de naturaleza los seres humanos viven sin estar organizados socialmente, pero en paz, y gozan de tres derechos naturales: el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de los productos que obtienen con su trabajo. Sin embargo, cada uno debe ocuparse de la protección de sus propios derechos, y esto puede ocasionar conflictos. Para garantizar una vida digna y pacífica, se establece un pacto por el cual los individuos conservan sus derechos, pero crean una instancia superior que resuelva las situaciones que planteen conflictos entre los derechos y libertades de cada uno. Es decir, los individuos no renuncian a sus derechos, sólo otorgan al gobernante el poder necesario para protegerlos. Ahora bien, este pacto no es irrevocable, pues Locke reconoce el derecho de rebelión si el gobernante no cumple con lo pactado.
El resultado de este pacto es un estado civil en el que el poder político está dividido (separación de poderes) para evitar los abusos de poder, y en el cual los individuos eligen a sus gobernantes periódicamente para garantizar el orden social y los derechos de los ciudadanos, lo cual caracteriza al modelo moderno de Estado liberal.
5.3.3. ROUSSEAU Y EL ESTADO DEMOCRÁTICO.
Rousseau imagina al ser humano en estado de naturaleza como un ser bueno y feliz, en radical oposición a Hobbes. Los seres humanos eran libres, iguales e independientes, y eran capaces de sentir compasión por el prójimo, lo cual lleva a rechazar el sufrimiento de nuestros semejantes.
No obstante, poco a poco surgió la sociedad, porque los seres humanos necesitaban asociarse entre sí para protegerse de los peligros que les acechaban en la vida natural. Sin embargo, la sociedad ha convertido en malo al ser humano, por culpa de la propiedad privada, que es la causante de las desigualdades económicas que existen en la sociedad. Rousseau afirmó en su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres:
“El primero que, habiendo cercado un terreno, se atrevió a decir “Esto es mío”, y halló gente suficientemente ilusa para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, muertes, cuántas miserias y horrores habría ahorrado al género humano quien, arrancando las estacas o llenando los fosos, hubiera gritado a sus semejantes: “
¡ guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie!”
Para Rousseau la sociedad no sólo ha instaurado la desigualdad, sino que también ha conllevado la perdida de la libertad, pues el poder y las leyes tienen como finalidad salvaguardar la propiedad privada, ocasionando que una parte de la población carezca de libertad y esté sometida. Por eso escribe: “el hombre nace libre, pero por todas partes se encuentra encadenado”.
Ante esta situación, Rousseau piensa que es necesario un pacto para transformar la sociedad, dando paso a una sociedad basada en la libertad y la igualdad de los ciudadanos. Mediante este pacto cada individuo acuerda con los demás buscar el bien común compartido por todos los miembros de la comunidad. El resultado de este pacto es un estado civil en el que es el pueblo el soberano y todos participan directamente en el gobierno para alcanzar el bien común. De este modelo se deriva la existencia de un Estado democrático (en este caso, de una democracia directa, no representativa).
Estado de naturaleza |
Estado |
Contrato social. |
|
Hobbes |
El hombre es un lobo para el hombre. El hombre es libre, pero se halla en un estado de guerra contra los otros hombres que amenazan su seguridad. |
Absoluto. Es capaz de imponer seguridad y paz |
Todos los individuos ceden su libertad y su poder a un soberano |
Locke |
Los hombres tienen por naturaleza unos derechos (vida, libertad y propiedad), pero puede que no se respeten. |
Democrático liberal. El poder político está fragmentado- por la división de poderes- y su legitimación se basa en la capacidad de proteger y garantizar los derechos ciudadanos. |
Los individuos eligen por consenso a un gobernante para que garantice sus derechos básicos y le ceden el poder mientras ejerza bien su función. |
Rousseau |
El ser humano, que es bueno por naturaleza, vive en comunidad con los otros, compartiéndolo todo; pero el surgimiento de la civilización y la aparición de la propiedad privada crean desigualdades entre los hombres. |
Democrático social. El poder político emana de la voluntad general y su función es la realización de los ciudadanos. |
El Estado es necesario para restaurar la igualdad y la libertad entre los ciudadanos. |
5.4. LA PAZ PERPETUA DE KANT.
El interés de Kant se centró en señalar hacia dónde debe encaminarse la sociedad para mejorar las condiciones de vida de quienes la conforman.
Kant sostenía que, en toda sociedad, se debe respetar la libertad individual, reconocer los derechos de los ciudadanos y resolver pacíficamente los conflictos que puedan surgir tanto en el seno de una misma sociedad, como entre dos sociedades vecinas.
Para lograr este objetivo, propuso las siguientes medidas:
*Llevar a cabo un proceso de ilustración, proporcionando a los ciudadanos adultos (mayores de 21 años) de la sociedad la capacidad para usar su razón y tomar sus propias decisiones sin necesidad de ser guiados por terceras personas. La pena es que Kant cuando habla de ciudadanos sólo habla de hombres pues las mujeres no tienen esa consideración.
*Garantizar la consideración de ciudadanos libres de todo aquellos que hacen un buen uso de la razón, y respetan las leyes morales y civiles. Kant entiende que es ciudadano libre aquel que trabaja para sí, no el que trabaja para otro.
*Constituir una comunidad política regida por leyes que encuentren su fundamento único en la razón y no en la costumbre o en el miedo.
*Crear una federación de estados libres y soberanos, de modo que se garantice el respeto mutuo y se aleje el peligro de la guerra entre las naciones y la destrucción que trae consigo.
5.5. LA POLÍTICA EN LA ÉPOCA CONTEMPORÁNEA.
El pensamiento político en la época contemporánea se caracteriza por la confrontación de dos formas de concebir la organización social opuestas pero que coinciden al considerar que el fundamento de ese orden debe ser la economía. Se trata del capitalismo y del socialismo.
En el siglo XIX, se ofrecieron las primeras formulaciones de ambas posiciones y, durante el XX, se sucedieron distintas versiones de una y otra teoría política, que corrigen y matizan las propuestas iníciales.
5.5.1. LOS FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DEL CAPITALISMO.
El apoyo filosófico al capitalismo provino de los defensores del liberalismo. Esta corriente surgió en los siglos XVII y XVIII, liderando la rebelión contra el absolutismo monárquico. Aquella revuelta tenía como bandera la defensa de las libertades individuales. En ese momento, las libertades que se defendían eran civiles y políticas, como la libertad de expresión, de religión, de pensamiento, de asociación, etc. Los defensores del capitalismo en el siglo XIX, influidos por el desarrollo económico producido como consecuencia de la revolución industrial, añadieron la reivindicación de la libertad económica.
El liberalismo económico defiende la no interferencia del Estado en los asuntos económicos. Según esta doctrina, dejar que el mercado se autorregule es la mejor forma de asegurar un crecimiento económico que beneficie a toda la sociedad.
Los principales defensores del liberalismo económico fueron Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill.
El primero (1723- 1790) impulsó el sistema de libre mercado, también conocido como laissez faire “dejad hacer”. Esta teoría sostiene que en el intercambio comercial no debe intervenir el Estado. Según este autor, los individuos solo se mueven por intereses egoístas y para incrementar su capital. En la dinámica que se genera cuando interactúan con otros individuos, igualmente egoístas, todos los desequilibrios e injusticias se equilibran y el resultado es un bien común. Es como si hubiera una mano invisible que guía al capitalismo.
David Ricardo y John Stuart Mill, aunque compartían los presupuestos del liberalismo económico, suavizaron la posición inicial.
*Ricardo propuso la teoría del valor de las mercancías en un mercado libre. Según su teoría, ese valor se encuentra determinado por la cantidad de trabajo invertido en su producción. Aunque su autor no fue consciente de ello, esta teoría supone una crítica al sistema capitalista: si los trabajadores, mediante su trabajo, son los únicos que aportan el valor a los productos, los capitalistas se estarían apropiando de ese valor y abonando un salario que se rige por las necesidades de subsistencia de aquellos y que nunca es equivalente al valor de lo que producen.
*Stuart Mill (1806- 1873) fue uno de los más férreos defensores de la libertad individual. Stuart Mill aseguraba que cada individuo dispone de una esfera privada que el Estado debe respetar. Al garantizar esta esfera, se consigue que la persona se desarrolle plenamente, de tal manera que estas garantías acaban beneficiando en último término a toda la sociedad. Esta defensa de la libertad se complementaba con algunos límites al libre mercado:
-No acepta la idea de laissez faire. Para Mill, esta teoría podía dar lugar a injusticias sociales y acabar limitando las libertades individuales. Sin la intervención del Estado, el industrial podría obligar a trabajar a sus empleados un número de horas desproporcionado o bien pagarles un salario excesivamente bajo. Para Mill, los sindicatos debían defender los derechos de los trabajadores y el Estado debía recaudar impuestos como forma de redistribución de la riqueza.
-Defiende la propiedad privada, pero considera que no es un derecho inalienable. En caso de conflicto, el interés público prevalece sobre el privado.
-Critica la idea del crecimiento ilimitado inherente a la sociedad industrial debido al impacto que puede tener la actividad económica en el medioambiente.
5.5.2. LOS FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DEL SOCIALISMO.
Karl Marx (1818-1883) es el padre del socialismo científico del siglo XIX. Según este filósofo alemán, la economía es el fundamento último de toda organización social. En esto es en lo único que coincide con los defensores del liberalismo económico.
Marx es uno de los principales críticos del capitalismo. Según este pensador, el capitalismo es capaz de estimular la producción de riqueza, pero los costes son excesivos, ya que crea desigualdades- el beneficio no repercute en toda la sociedad, sino exclusivamente en la burguesía- y, por tanto, explota al obrero. Esta explotación es lo que explica la generación de riqueza y conduce a la alienación (que es el estado de los trabajadores que han sido desposeídos de su propia identidad laboral y pasan a ser considerados un objeto, una mercancía. El obrero se ve despojado de la capacidad de dirigir su propia vida al estar controlada por agentes externos).
Según Marx el Estado no es una realidad diferente y superior al individuo. Considera que los pensadores que lo han precedido- como los contractualistas- parten de una idealización del Estado, y no tienen en cuenta el proceso histórico. Por eso, hay que partir del individuo.
Otra diferencia con los contractualistas es que, para Marx, el Estado no es una entidad necesaria e inevitable, sino una imposición de la clase dominante. Para él, la única organización natural es la sociedad que había antes de que existieran Estados. El Estado no es más que una añadidura que nace para proteger, incluso con la violencia, los intereses de clase. Llegado el tiempo, se conseguirá abolir la lucha de clases, por lo que el Estado, sin función propia, podría ser abolido también.
Marx consideraba que la superestructura, en su época, empleaba sus instituciones y toda clase de instrumentos para legitimar una situación en la que los dueños del capital- la burguesía- explotaban al proletariado. La única manera de cambiar este orden de cosas habría de ser la revolución, lo que supondría la destrucción de todas las instituciones para crear otras formas de organización en la que no hubiera opresores ni oprimidos.
5.5. EL SIGLO XX.
El capitalismo provocó la crisis económica de finales de la segunda década del siglo XX, que puso de manifiesto que el mercado no era capaz de autorregularse. Asimismo, el comunismo de Marx se trató de implantar, primero en la Unión Soviética y, posteriormente, en China, Cuba y Corea, con un éxito más que dudoso.
Se produjo, por tanto, un consenso generalizado sobre la necesidad de repensar las propuestas del socialismo y del capitalismo si queremos caminar hacia una sociedad cada vez más justa. Así, durante el siglo pasado, se produjeron varios intentos de ofrecer una respuesta filosófica a los nuevos retos que la sociedad planteaba. De entre todo veremos la escuela de Frankfurt de orientación socialista, y a Karl Popper de orientación liberal.
Ambas doctrinas coincidieron en su defensa de la democracia y su rechazo de cualquier forma de totalitarismo.
5.5.1. LA ESCUELA DE FRANKFURT.
Los miembros de esta escuela (Adorno, Horkheimer y Habermas) llevaron a cabo una reflexión crítica de la sociedad. Para ellos, los ideales de la Ilustración y la Revolución Industrial tuvieron efectos opuestos en las sociedades occidentales:
*Produjeron un aumento de la productividad y la disponibilidad de bienes de consumo que hacen la vida más fácil.
* Facilitaron el sometimiento de la mayor parte de la población a unas fuerzas impersonales que carecen de control. La cultura se convirtió en una industria más al servicio de ese poder.
Estos filósofos defienden la crítica permanente de la sociedad que permita denunciar los abusos de un régimen tecnocrático e impulsar la verdadera emancipación de cada uno de sus miembros.
5.5.2. POPPER.
Karl Popper (1902-1994) afirmaba que, si bien la vida en sociedad supone que alguien manda y que otros obedecen, los diferentes sistemas políticos que han surgido en la historia no han tratado de igual manera a los individuos que forman parte de la sociedad ni han tenido el mismo respeto por sus libertades. ¿Cómo se pueden diferenciar unos y otros?
En su obra más conocida, La sociedad abierta y sus enemigos, Popper fue muy crítico con el fascismo y el marxismo, las ideologías paradigmáticas del totalitarismo. Algunos de los factores que esta obra recoge permiten determinar si un Estado contribuye a que sus ciudadanos sean más libres porque:
*Tienen la posibilidad de participar en la vida política.
*Disfrutan de unos derechos individuales que el Estado no solo no puede arrebatar ni menospreciar, sino que tiene la obligación de defender.
En un Estado existe libertad en tanto que los individuos que lo forman tienen la consideración de ciudadanos. En función de estos criterios, Popper distinguía entre sociedades abiertas y sociedades cerradas:
*En las sociedades abiertas, el Gobierno defiende y promueve los derechos individuales y las libertades políticas. Es decir, una sociedad abierta se identifica con los valores de la libertad. La alternancia en el poder se lleva a cabo sin derramamiento de sangre; simplemente se requiere realizar unas elecciones. Un ejemplo de sociedades abiertas son los Estados de derecho.
*Las sociedades cerradas, entre las que se encuentran los regímenes totalitarios, como el fascismo o el comunismo, son aquellas en las que no se respeta la libertad individual y el Estado tiene el poder para aplastar a los individuos en razón de un supuesto bien común. Para cambiar de líderes políticos es preciso iniciar una revolución o una guerra civil. El miedo puede llevar a muchas personas a preferir opciones políticas que desprecian la libertad y pretenden abolirla.
6. PROPUESTAS UTÓPICAS EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.
La obra de Tomás Moro dio nombre a este estilo de pensamiento político y de literatura filosófica. Sin embargo, hay notables precedentes así como secuelas de este tipo de obras filosóficas:
*La República. Es un diálogo escrito por Platón, en el siglo IV a. C. En él diseña una sociedad justa que se caracteriza por la división en tres grupos sociales: productores, guardianes y gobernantes. Cada uno de ellos se encarga de asumir una de las tres tareas principales que requiere una buena organización social: la producción de bienes materiales, la defensa y el gobierno. La pertenencia a cada uno de los grupos dependerá de las habilidades naturales que se posean y que deberán ser cultivadas por medios de la educación. Platón sostenía que deben gobernar los filósofos. Ellos son quienes conocen los auténticos valores que deben imperar en la sociedad y, por tanto, son capaces de promoverlos y aplicarlos correctamente allí donde gobiernan.
*La ciudad de Dios. Es una obra de san Agustín, escrita en el siglo V. En ella, desde una perspectiva cristiana, distingue claramente dos concepciones de la sociedad: una formada por quienes aman a Dios hasta el desprecio de sí mismos y la otra, por quienes se aman a sí mismos hasta el desprecio de Dios. La primera es la ciudad de Dios, de inspiración cristiana y que es- según este autor- la que debe orientar a quienes tienen que organizar las sociedades reales. La segunda es una ciudad pagana contaminada por el pecado y que se presenta como modelo negativo del que hay que alejarse.
*Utopía. En su obra, Tomás Moro comienza ocupándose de los problemas que aquejaban a la política de la Inglaterra de su época. Posteriormente, describe una isla imaginaria llamada Utopía en donde habría una sociedad perfecta. La clave se encuentra en la abolición de la propiedad privada que Moro considera el origen de todos los males.
En el siglo XIX, el pensamiento utópico abandonó el estilo literario y se centró en la implantación efectiva de una sociedad ideal. A esta época pertenecen los socialismos utópicos de Pierre de Saint- Simon, Charles Fourier y Robert Owen. Todos ellos comparten la preocupación por la correcta distribución de la riqueza que se generó gracias a la Revolución Industrial. Fourier y Owen llegaron a poner parcialmente en práctica sus ideas al crear sociedades de voluntarios que decidieron vivir de acuerdo con los principios políticos propuestos por ellos.
7. LAS DISTOPÍAS.
Por distopías entendemos la descripción de una sociedad futura en la que se han desarrollado exageradamente algunos de los rasgos que son sobrevalorados en la civilización actual. Por ello, constituyen un macabro espejo de aquello en lo que se podría convertir la sociedad si no se pone fin a algunas de las tendencias que en ella se dan. Lo que más destaca en estos relatos futuristas no es su carácter idealizador, como ocurría en las utopías, sino que en las distopías el ser humano se halla ante un mundo en el que superficialmente existen más adelantos, comodidades y bienestar material, pero en el que se encuentra asfixiado por un Estado despótico y una tecnología deshumanizadora.
A pesar de las diferencias entre utopía y distopía, ambas comparten una función similar: servir de crítica a una sociedad que se centra exclusivamente en objetivos y valores superficiales (progreso técnico, crecimiento económico...) olvidando a menudo otros más fundamentales (libertad, solidaridad, ecologismo...).
Las tres que han tenido mayor relevancia e influencia dentro del género son: Un mundo feliz, de Aldous Huxley (1894-1963), 1984, de George Orwell (1903-1950) y Farenheit 451, de Ray Bradbury (1920-2012).
Huxley, en su novela Un mundo feliz, describe una sociedad destinada a conseguir la máxima felicidad de sus miembros. En esta sociedad se han dedicado todos los medios técnicos para garantizarla, ya que esta es la mejor forma de asegurar la estabilidad del estado. La manera más eficaz de que las personas se sometan al Estado es moldear individuos que deseen hacer lo que deben hacer, es decir, que haciéndolo sean felices. Esto es posible, en un mundo feliz, mediante sofisticados adelantos tecnológicos de manipulación que comienzan ya desde antes de que uno nazca. Para conseguirlo se utiliza la ingeniería genética.
Sin embargo, esta no es la felicidad propia del ser humano, pues es una felicidad conseguida mediante la anulación de la libertad, la autonomía y la capacidad de decisión del individuo. Esta felicidad, estatalmente garantizada, es engañosa, es la felicidad del niño, inconsciente e ingenua. Y todo en aras de la supremacía del Estado, como se refleja en el lema que reivindican: “Comunidad, identidad, estabilidad”, manifiestamente opuesto al de la Revolución Francesa: “Libertad, igualdad, fraternidad”.
En la obra de Orwell titulada 1984 la distopía también se caracteriza por la preeminencia del Todo, del Estado, por encima de sus miembros. Sin embargo, esta supremacía no se alcanza consiguiendo la artificial felicidad de los individuos. En este caso, son las técnicas más sofisticadas de control y opresión las que garantizan la estabilidad del sistema. La policía del pensamiento, adscrita al Ministerio de la Verdad, se dedica a eliminar cualquier signo de disensión u oposición política. La propaganda es masivamente utilizada, difundiéndose por doquier retratos del líder absoluto con el eslogan “El Gran Hermano está vigilándote”. Esta vigilancia continua se hace realidad mediante el uso obligatorio de una televisión especial que emite programas y a la vez permite a la policía del pensamiento vigilar a los televidentes. Además, el Ministerio de la Verdad se encarga de falsear la Historia suprimiendo cualquier hecho que pueda servir como crítica al poder.
Por su parte, en Farenheit 451 (referencia a la temperatura a partir de la cual arde el papel en la escala Farenheit), Bradbury nos habla de una sociedad imaginaria en la cual los bomberos se dedican a quemar los libros (las casas se fabrican de manera que no pueden incendiarse), pues estos son un peligro para la sociedad, ya que al leerlos las personas empiezan a pensar en exceso y dejan de ser felices. En realidad, el gobierno necesita de la ignorancia de la gente para que no se cuestionen su forma de actuar y mantengan la producción.
8. LOS IDEALES UTÓPICOS ACTUALES.
La crisis de los modelos utópicos no debe hacernos pensar que la época actual es un tiempo carente de ideales, sensibilidad e iniciativa por mejorar la sociedad. Continúa presente la existencia de una serie de ideales, podríamos decir utópicos, lo que demuestra la necesidad de utopía inherente al ser humano. Estos ideales han sido recogidos en la formulación de los Derechos Humanos, principal aportación del siglo XX a la conquista de un mundo mejor. Los ideales son una meta para la humanidad y entre ellos podemos destacar los siguientes:
8.1. PACIFISMO.
La esperanza en un mundo que no viva desolado por las guerras ha sido constante en la historia de la humanidad. Casi todas las culturas han valorado la convivencia pacífica como un ideal digno de alcanzarse.
8.2. ECOLOGISMO.
Con el desarrollo técnico e industrial, el interés explotador sustituye a la admiración y el respeto que la antigüedad tenía por la naturaleza. Entonces empieza una relación de opresión y dominación que hace peligrar no solo a la misma naturaleza, sino a todos los seres vivos que perviven gracias a ella. Es evidente que esta relación ha de cambiar.
8.3. SOLIDARIDAD.
Es el apoyo desinteresado a causas o personas que se encuentran en una situación difícil, ya sea por causas naturales (una inundación) o humanas (exiliados a causa de conflictos armados). El desarrollo de los medios de comunicación y el sabernos más cerca que nunca del resto de los habitantes del planeta han hecho que se extienda un sentimiento de fraternidad humana.
8.4. IGUALDAD DE DERECHOS Y OPORTUNIDADES.
Este ideal se asienta en la convicción de que todo ser humano, sean cuales sean sus peculiaridades personales, ha de gozar de las condiciones que le permitan llevar una vida digna. Esto significa, en definitiva, la defensa de una justa distribución de las riquezas y una efectiva y real igualdad de oportunidades.
Los derechos humanos fueron recogidos por la Asamblea de las Naciones Unidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Esta declaración era la heredera de los primeros documentos en los que se pusieron por escrito los ideales de ilustrados como Rousseau y Montesquieu. Hablamos de la Carta de Derechos norteamericana de 1791 y la Declaración francesa de 1789.
Los derechos humanos tienen tres características fundamentales:
*Son inherentes a la naturaleza humana, es decir, son una expresión de la dignidad humana de toda persona. No pueden ser otorgados ni cancelados por ninguna institución ni Estado, pues se poseen simplemente por ser persona. Así que existen incluso cuando no son reconocidos.
*Son universales porque son válidos para toda persona en cualquier tiempo y lugar independientemente de su posición social religión, raza o sexo.
*Son ideales porque deben orientar e inspirar el código legal de todo Estado que se considere de derecho. Cuando esto ocurre, cuando la legislación concreta de un Estado los recoge, pasan a formar parte del Derecho positivo de este y a garantizarse más su respeto y protección.
ACTIVIDADES:
1. CUENTO DE BERTOLT BRECHT: SI LOS TIBURONES FUERAN HOMBRES.
–Si los tiburones fueran hombres –preguntó al señor K. la hija pequeña de su patrona–, ¿se portarían mejor con los pececitos?
–Claro que sí –respondió el señor K.– Si los tiburones fueran hombres, harían construir en el mar cajas enormes para los pececitos, con toda clase de alimentos en su interior, tanto plantas como materias animales. Se preocuparían de que las cajas tuvieran siempre agua fresca y adoptarían todo tipo de medidas sanitarias. Si, por ejemplo, un pececito se lastimase una aleta, en seguida se la vendarían de modo que el pececito no se les muriera prematuramente a los tiburones.
Para que los pececitos no se pusieran tristes habría, de cuando en cuando, grandes fiestas acuáticas, pues los pececitos alegres tienen mejor sabor que los tristes. También habría escuelas en el interior de las cajas. En esas escuelas se enseñaría a los pececitos a entrar en las fauces de los tiburones. Estos necesitarían tener nociones de geografía para mejor localizar a los grandes tiburones, que andan por ahí holgazaneando. Lo principal sería, naturalmente, la formación moral de los pececitos. Se les enseñaría que no hay nada más grande ni más hermoso para un pececito que sacrificarse con alegría; también se les enseñaría a tener fe en los tiburones, y a creerles cuando les dijesen que ellos ya se ocupan de forjarles un hermoso porvenir. Se les daría a entender que ese porvenir que se les auguraba sólo estaría asegurado si aprendían a obedecer. Los pececillos deberían guardarse bien de las bajas pasiones, así como de cualquier inclinación materialista, egoísta o marxista. Si algún pececillo mostrase semejantes tendencias, sus compañeros deberían comunicarlo inmediatamente a los tiburones.
Si los tiburones fueran hombres, se harían naturalmente la guerra entre sí para conquistar cajas y pececillos ajenos. Además, cada tiburón obligaría a sus propios pececillos a combatir en esas guerras. Cada tiburón enseñaría a sus pececillos que entre ellos y los pececillos de otros tiburones existe una enorme diferencia. Si bien todos los pececillos son mudos, proclamarían, lo cierto es que callan en idiomas muy distintos y por eso jamás logran entenderse. A cada pececillo que matase en una guerra a un par de pececillos enemigos, de esos que callan en otro idioma, se les concedería una medalla al coraje y se le otorgaría además el titulo de héroe. Si los tiburones fueran hombres, tendrían también su arte. Habría hermosos cuadros en los que se representarían los dientes de los tiburones en colores maravillosos, y sus fauces como puros jardines de recreo en los que da gusto retozar. Los teatros del fondo del mar mostrarían a heroicos pececillos entrando entusiasmados en las fauces de los tiburones, y la música sería tan bella que, a sus sones, arrullados por los pensamientos más deliciosos, como en un ensueño, los pececillos se precipitarían en tropel, precedidos por la banda, dentro de esas fauces. Habría asimismo una religión, si los tiburones fueran hombres. Esa religión enseñaría que la verdadera vida comienza para los pececillos en el estómago de los tiburones. Además, si los tiburones fueran hombres, los pececillos dejarían de ser todos iguales como lo son ahora. Algunos ocuparían ciertos cargos, lo que los colocaría por encima de los demás. A aquellos pececillos que fueran un poco más grandes se les permitiría incluso tragarse a los más pequeños. Los tiburones verían esta práctica con agrado, pues les proporcionaría mayores bocados. Los pececillos más gordos, que serían los que ocupasen ciertos puestos, se encargarían de mantener el orden entre los demás pececillos, y se harían maestros u oficiales, ingenieros especializados en la construcción de cajas, etc. En una palabra: habría por fin en el mar una cultura si los tiburones fueran hombres.
a) Di cuál es según el texto la finalidad de cada uno de los siguientes ámbitos: medicina, ocio, escuela, ejército, cargos intermedios, arte, religión.
b) ¿Cuál es el mensaje o moraleja que nos transmite el cuento?
c) ¿Con qué forma de Estado podrías relacionar lo que Bertold Brecht relata? ¿Por qué?
2. Haz una valoración crítica, atendiendo a las ventajas e inconvenientes de la idea de justicia en Platón.
3. Lee el siguiente fragmento de El Príncipe de Maquiavelo y responde a las cuestiones:
“Digamos primero que hay dos maneras de combatir: una, con las leyes; otra, con la fuerza. La primera es distintiva del hombre; la segunda, de la bestia. Pero como a menudo la primera no basta, es forzoso recurrir a la segunda. Un príncipe debe saber entonces comportarse como bestia y como hombre. (…)De manera que, ya que se ve obligado a comportarse como bestia, conviene que el príncipe se transforma en zorro y en león, porque el león no sabe protegerse de las trampas ni el zorro protegerse de los lobos. Hay, pues, que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos. Los que sólo se sirven de las cualidades del león demuestran poca experiencia. Por lo tanto, un príncipe prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra de sus intereses y cuando hayan desaparecido las razones que le hicieron prometer. Si los hombres fuesen todos buenos, este precepto no sería bueno; pero como son perversos, y no la observarían contigo, tampoco tú debes observarla con ellos.”
a) ¿A qué crees que se refiere Maquiavelo cuando afirma que “hay dos maneras de combatir”?
b) Explica con tus palabras por qué cree Maquiavelo que un gobernante debe tener las cualidades del zorro y del león para ser eficaz
c) ¿Piensas como Maquiavelo que en política “el fin justifica los medios”, es decir, a tu juicio eso es lo correcto y deseable? ¿Por qué?
4. Define: Estado, justicia, legalidad, legitimidad, autoritarismo, contractualismo, alienación, utopía, distopía.
5. ¿Qué opinas del autoritarismo político?
6. ¿Está justifica la violencia política en algún momento o circunstancia? ¿Por qué?
7. ¿Crees que el pensamiento utópico tiene alguna posibilidad, alguna actualidad? Razona tu respuesta.
LOMCE CANARIAS.
Criterio de evaluación 8: Explicar la función, características y principales interrogantes de la filosofía política, como el origen y legitimidad del Estado, las principales teorías y conceptos filosóficos que han cimentado la construcción de la idea de Estado y de sus funciones., las relaciones individuo-Estado o la naturaleza de las leyes, así como distinguir los conceptos de legalidad y legitimidad. Apreciar el papel de la filosofía como reflexión crítica disertando, de forma oral y escrita, sobre la utilidad del pensamiento utópico, analizando y valorando su función para proponer posibles alternativas, proyectar ideas innovadoras y evaluar lo ya experimentado.
Estándares de aprendizaje evaluables relacionados: 56. Identifica la función, características y principales interrogantes de la Filosofía política. 57. Utiliza con rigor conceptos como Estado, justicia, legalidad, legitimidad, autoritarismo, contractualismo, alienación, utopía, distopía. 58. Explica de forma coherente los planteamientos filosófico-políticos de Platón, los sofistas, Maquiavelo, Locke, Montesquieu, Rousseau, Hobbes, Kant, Popper, Habermas, entre otros. 59. Analiza y reflexiona sobre la relación individuo- Estado, sobre la base del pensamiento de los sofistas, Marx y la Escuela de Frankfurt. 60. Analiza de forma crítica, textos significativos y breves, de algunos de los autores estudiados, en los que se argumenta sobre el concepto de Estado, elementos y características. 61. Valora y utiliza la capacidad argumentativa, de forma oral y escrita, como herramienta contra la arbitrariedad, el autoritarismo y la violencia.62. Relaciona por escrito, argumentando sus propias ideas, sobre las posibilidades del pensamiento utópico. 63. Describe y compara los conceptos de legalidad y legitimidad.
Bloque de aprendizaje VI: La racionalidad práctica.
Competencias: CL, AA, CSC.
Bibliografía:
(Ríos Pedraza, F. Filosofía Bachillerato. Inicia Dual. Editorial Oxford Educación. Madrid. 2015. AA. VV. Filosofía Bachillerato. Editorial Santillana. Madrid. 2015. AA. VV. Filosofía 1º Bachillerato. Editorial Mc Graw Hill. Madrid 2015. AA. VV. Filosofía 1. Editorial Edebé. Barcelona. 2015. Llorca Darias, V)